jueves, 21 de abril de 2011

EDITORIALES

 


 

RECICLANDO N°14


OPINION 


El otro día un amigo me comentaba: Mira lo que decís sobre el glifosato esta bárbaro pero ese es un problema del campo nosotros estamos lejos…

Cuando pibe, en mi Sarandi natal  teníamos como gran aventura escaparnos hasta "El viaducto" las vías del tren, en ese lugar misterioso y de gran peligro, según el decir de nuestros padres se alimentaba nuestra imaginación de grandes aventuras éramos: piratas, cow boys , bucaneros o astronautas descendiendo rodando por sus laderas repletas de piedras, yuyos en especial ortigas y cardos que dejaban la piel como si la hubiera atacado un ejercito de mosquitos que también los había.                                                                                                                                                                                                                                                                                                 La vía era el limite supremo estábamos nosotros y los "otros", lo  del otro lado de la vía.

En la primavera principalmente los pastos tapaban nuestro cuerpo de niños.  Y que decir cuando los sábados por la mañana después de tomar la leche, esa que venia en botella de vidrio y con nata, nos juntábamos a cazar mariposas eran nubes de estas a cada una la bautizamos: unas enormes amarillas y negras, "limoneras", unas blancas "lecheritas" , "tilín" a otras rojas y negras y así con todas nombres que respondían a nuestra imaginación de niños mas que a una descripción científica, pobre Lineo si viviera.

También en el camino a las vías dimos nuestros primeros besos adolescentes a la noviecita  de barrio… pero eso es otra historia.

Ni que hablar de la escapada mayor, a la misteriosa laguna "la saladita", estaba la grande y la chica, atrás de donde hoy esta la cancha del Arse, enorme océano para nuestra imaginación infantil.

La otra mañana volví al barrio como es de imaginar encontré todo cambiado ya no veía huertas, ni vecinos charlando en la vereda, ni niños en frenético picado de fútbol.

La fábrica, que si no recuerdo mal tenía casi 1000 obreros. Ya no existe era donde laburaba el viejo y de la que fue delegado  general  hasta que el golpe de Ongania lo dejo en la calle sin un mango y con una biblioteca llena de principios que uno trata de no perder ni traicionar.

En ese lugar encontramos  hoy un enorme supermercado, lo mismo que en el campito, donde probamos los nefastos primeros cigarrillos que costaría mas de 30 años poderlos dejar, el campito  dejo paso a un hipermercado de y otro de la construcción que habrá sido del ferretero del barrio, por que esta invasión de super e hiper de los 90, no fue gratis, pues dejo un tendal de bolichitos que cerrados.

El "arroyo" , ya no se ve , en realidad canal Sarandi que descargaba su carga de contaminación industrialista de fabricas y curtiembre que  lo acompañaba a lo largo de su recorrido, en el Río de la Plata como estaría contaminado que en los 70 se prendió fuego, hasta salimos en TV y en Crónica. Resulta que le encontraron solución lo "entubaron" lo taparon o sea como se dice escondieron la mugre debajo de la alfombra.

Caminando por la vereda de lo que alguna ves fue la orilla de ese  pestilente cause de contaminación me fui acercando a las vías  aquellas de mi infancia, el corazón me latía de la emoción, pero no encontré ni rastros de aquellas imágenes de mi memoria: no había cardos, ni ortiga, ni el mas mínimo yuyito ni que hablar de las mariposas, solo piedras tierra arrasada.

De noche una duda me asalto y empecé a buscar en Internet y fui quizás encontrando explicación a lo vivido esa mañana, al encontrar una par de artículos que denunciaban el uso de herbicidas a lo largo de  las vías de los trenes. Un detalle es que debe usarse a Más de 1000 donde vive la gente. Y pensé no seria este el motivo de la falta de vida?

El glifosato debe preocuparnos por formar parte de un modelo de producción que genera: erosión ambiental, cultural y social.

Pero además por que  nos han declarado la guerra sin avisarnos y nos están bombardeando

 

Francisco Sangiuliano

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